CÓMO DARSE A LOS DEMÁS
Cuidar a los demás puede ser una experiencia gratificante que dé otro sentido a tu vida, pero también puede consumirte y dejarte agotado. Tanto si cuidas de otros como profesional como si cuidas voluntariamente a un pariente o un amigo, puedes olvidar a veces tus propias necesidades. Sin embargo, para poder cuidar provechosamente a los demás tienes que cuidarte también a ti mismo.
Estos consejos quieren ayudarte a llevar una vida equilibrada mientras atiendes a los demás, algo que requiere dedicación y empeño. Te ayudarán a tener en cuenta tus necesidades y a reconocer tus limitaciones, a reponerte, a buscar ayuda y a rezar. A medida que aprendes a tratarte a ti mismo con atención y amor, ganas capacidad para hacer otro tanto por los demás.
Te daré ideas para profundizar y enriquecer tu experiencia en la atención a los más necesitados, tanto abriendo tu corazón a los que te rodean en tiempos difíciles como abriendo tu espíritu a las lecciones de amor y confianza. Te recordaré que la atención hacia uno mismo y hacia los demás mejora el mundo.
1. Para vivir plenamente es necesario que te cuides a ti mismo y cuides también a los demás. Este equilibrio hará que tu paso por la vida sea fructífero y gratificante.
2. Cuidar de alguien es algo sagrado. Date cuenta de que tus actos son verdadera plegaria.
3. Valora los dones que recibes al cuidar a los más necesitados. Tendrás la oportunidad de ser más tolerante, paciente y compasivo, y de asumir la fuerza ilimitada del amor.
4. Que tu voz interior, sabia y amable, sea la que te guíe cuando cuidas de alguien.
No hay una forma "perfecta" de hacerlo. La finalidad no es la perfección. Es el amor.
5. A veces cuidar a los demás significa permitirles dar.
Una postal hecha a mano, una sonrisa, un "gracias" que brota del corazón, son regalos que es preciso atesorar.
Acepta de buena gana lo que los demás te ofrecen.
6. No es necesario que adivines lo que les vendría bien a los demás. Pregunta qué es lo que pueden necesitar en ese momento. Sus necesidades pueden variar de un momento a otro, de un día a otro. Sé flexible y abierto.
7. La oración puede procurar consuelo a los necesitados. Cuando te parezca oportuno pregunta con humildad:
"¿ Quieres que rece contigo ?". También puedes tener presente en tus oraciones a quienes han sido confiados a tus cuidados. Ten fe y ora sencillamente.
8. Ser honesto con los demás te ayudará a conectar con ellos. Decir la verdad, tanto a uno mismo como a los otros, abre caminos hacia el corazón.
9. Una de las mayores expresiones de amor consiste en comunicar con la gente exactamente en el punto en que se encuentran. Ayuda a que aprendan las lecciones que les da la vida allí donde lo necesitan. Ten la certeza de que Dios los guiará en este proceso.
10. Escucha con toda atención y sin juzgar. Escucha con tu corazón tanto como con tus oídos.
La escucha sentida es la mejor forma para que los demás comprendan que los valoramos y nos interesamos por ellos.
11. La gente necesita contar sus cosas para habituarse a los cambios que hay en sus vidas. Tendrás que oír la misma historia más de una vez.
Ten paciencia. Forma parte del restablecimiento emocional.
12. Calma y consuela con un gesto oportuno. Una mano sobre el brazo o la espalda, un abrazo, o un suave masaje a un familiar, puede dar ánimos, demostrar apoyo y afecto, ayudar a curar.
13. Observa los milagros de la vida cotidiana. Las actividades rutinarias pueden parecer a veces aburridas y de poco valor, pero también cuidando lo pequeño se puede experimentar una gran sensación de orden y sentido.
14. Sé espontáneo. Sonríe. Ríete fuerte. Canta. Cuenta chistes. Celebra cumpleaños. Decora tu habitación con motivos alegres y llenos de vida. Es mucho más fácil dar y recibir en un ambiente distendido.
15. Cuidarse uno mismo es parte esencial del cuidado a los demás. Si sueles sentirte culpable cuando quieres tomarte tiempo libre y dedicártelo, recuerda que podrás dar con más libertad y mejores resultados cuando tú mismo estés lleno.
16. Respeta tus propias necesidades y limitaciones. Los demás se sentirán más libres para pedirte lo que necesiten si saben que, debiendo cuidar de ti mismo, dirás que no cuando sea necesario. Además, comprenderás mejor las necesidades de los demás si satisfaces las tuyas propias.
17. La responsabilidad de cuidar al que lo necesita puede resultar física, mental y emocionalmente abrumadora. Procúrate el apoyo y el respaldo de amigos - o de otras personas en tu misma situación - que te escuchen, te comprendan y aligeren tu carga.
18. Cuando te sientas agotado y vacío, aprovecha las cosas que te ofrece la vida para apoyarte. Echar una siestecilla, contemplar la luz del sol jugando entre las ramas de los árboles o escuchar buena música recordará a tu cuerpo, a tu mente y a tu espíritu que tienes la fuerza suficiente para seguir adelante.
19. Atiende solícitamente tus necesidades físicas.
El movimiento y el ejercicio físico te proporcionarán vitalidad.
Los alimentos sanos y el descaanso te fortalecerán.
20. La meditación descansa la mente. Todo irá bien si te tomas unos minutos para aclarar tus ideas y conectar con tu ser intuitivo.
21. Si tienes que cuidar a un familiar enfermo en casa, necesitas tomarte un respiro de vez en cuando.
Consigue tiempo para ti mismo y da a otros la oportunidad de ayudar pidiendo un favor a tus amigos o parientes, a la parroquia o a la comunidad.
22. Escapar alguna que otra vez de la realidad cotidiana puede ayudarte a rccuperar tu vitalidad. Vete al cine, disfruta de tu comedia favorita, comparte un helado con tus amigos.
23. La naturaleza tranquiliza, deleita, reconforta y nos recuerda nuestro lugar en el universo. Trae la naturaleza a casa cuando no puedas salir. Abre las ventanas, recoge hojas secas en otoño, huele las flores en primavera. Disfruta, lo mejor que puedas, del solaz que proporciona la naturaleza.
24. Aprovecha, para tu propio bien y el de las personas que cuidas, el descanso que proporciona una buena respiración. Seguir el ritmo de la respiración calma los temores y alivia la tensión de quienes están esfermos o padecen estrés.
25. Escribe tus experiencias, sentimientos, frustraciones y deseos en un cuaderno especial. Tu diario será tu memoria, tu verdad y tu amigo.
26. Si sientes un apremiante deseo de ayudar, tómate el tiempo necesario para considerar si lo que intentas es salvar, cambiar o manejar a una persona o una situación. No te corresponde a ti controlar la vida de los demás. Aprende a desvincularte y confiar en su proceso.
27. También puede suceder que, aunque te esmeres prodigando cuidados, los demás prefieran ignorarlos. Cuando esto ocurra, respeta su decisión y quédate tranquilo; ya tendrás ocasión de volver a ofrecer tus servicios.
28. A veces te dejarás llevar por el mal humor cuando tengas que cuidar a alguien. Puede que haya algún malentendido o que hayas olvidado cuidar de ti mismo. Busca la manera adecuada de expresar tu enojo, teniendo en cuenta que abrirá las puertas a una mayor intimidad y a un amor más grande.
29. Sé agradecido. Aliviará tu carga, ablandará tu corazón y te hará ver que no hay que preocuparse por el resultado. La gratitud facilita la aceptación.
30. Es bueno estar abierto a la novedad y al significado particular de cada momento, pues ofrece la oportunidad de experimentar la riqueza de la emoción, la libertad, la espontaneidad y la profundidad del espíritu humano.
31. Perdónate a ti mismo si no eres capaz ni de hacerlo todo ni de hacer mejor lo que haces. Cualquier cosa que decidas entregar es un don único y será suficiente.
32. Cuando te sientas solo y necesitado, deja que Dios cuide de ti. Nadie sabe como Él qué es lo que necesitas.
33. Si adviertes que ya no puedes hacer nada más por una persona, el mayor acto de amor es llevarla siempre en tu corazón.
34. La pérdida de la persona que recibió tus cuidados te hará sentir triste y desolado. No seas demasiado duro contigo mismo y tómate el tiempo necesario para superar tu dolor. Vivir en profundidad tus propios sentimientos te dará valor y te hará sentir mejor.
35. Contempla y saluda al amanecer. En medio de la confusión y la incertidumbre, el so naciente es signo de que la oscuridad siempre da paso a una nueva luz y de que una fuerza amorosa dirige el universo entero.
36. Cuando fallece la persona objeto de tus atenciones, una sensación de alivio puede mezclarse con la tristeza de la pérdida. Es una reacción normal. No ignores este y ningún otro sentimiento que pueda aflorar. Todos forman parte de tu dolor.
37. Saborea los momentos en que puedes apreciar el resultado de tu dedicación hacia otra persona. Habrá muchas ocasiones en que no podrás comprobarlo. Ten siempre en cuenta que lo que haces es una leve pincelada en un cuadro mucho más amplio y que cada cosa está exactamente en el lugar que le corresponde.
Cuidar a los demás es algo gratificante que da otro sentido a tu vida, tanto si lo haces como profesional, como si eres voluntario, familiar o amigo. Pero también puede dejarte exhausto y vacío, especialmente si descuidas tus propias necesidades. Tienes que aprender a cuidarte a ti mismo al tiempo que cuidas también a otros. Te invito a profundizar y enriquecer la experiencia de darse a los demás, abriendo tu corazón y tu espíritu a lecciones de amor y confianza.
1. Para vivir plenamente es necesario que te cuides a ti mismo y cuides también a los demás. Este equilibrio hará que tu paso por la vida sea fructífero y gratificante.
2. Cuidar de alguien es algo sagrado. Date cuenta de que tus actos son verdadera plegaria.
3. Valora los dones que recibes al cuidar a los más necesitados. Tendrás la oportunidad de ser más tolerante, paciente y compasivo, y de asumir la fuerza ilimitada del amor.
4. Que tu voz interior, sabia y amable, sea la que te guíe cuando cuidas de alguien.
No hay una forma "perfecta" de hacerlo. La finalidad no es la perfección. Es el amor.
5. A veces cuidar a los demás significa permitirles dar.
Una postal hecha a mano, una sonrisa, un "gracias" que brota del corazón, son regalos que es preciso atesorar.
Acepta de buena gana lo que los demás te ofrecen.
6. No es necesario que adivines lo que les vendría bien a los demás. Pregunta qué es lo que pueden necesitar en ese momento. Sus necesidades pueden variar de un momento a otro, de un día a otro. Sé flexible y abierto.
7. La oración puede procurar consuelo a los necesitados. Cuando te parezca oportuno pregunta con humildad:
"¿ Quieres que rece contigo ?". También puedes tener presente en tus oraciones a quienes han sido confiados a tus cuidados. Ten fe y ora sencillamente.
8. Ser honesto con los demás te ayudará a conectar con ellos. Decir la verdad, tanto a uno mismo como a los otros, abre caminos hacia el corazón.
9. Una de las mayores expresiones de amor consiste en comunicar con la gente exactamente en el punto en que se encuentran. Ayuda a que aprendan las lecciones que les da la vida allí donde lo necesitan. Ten la certeza de que Dios los guiará en este proceso.
10. Escucha con toda atención y sin juzgar. Escucha con tu corazón tanto como con tus oídos.
La escucha sentida es la mejor forma para que los demás comprendan que los valoramos y nos interesamos por ellos.
11. La gente necesita contar sus cosas para habituarse a los cambios que hay en sus vidas. Tendrás que oír la misma historia más de una vez.
Ten paciencia. Forma parte del restablecimiento emocional.
12. Calma y consuela con un gesto oportuno. Una mano sobre el brazo o la espalda, un abrazo, o un suave masaje a un familiar, puede dar ánimos, demostrar apoyo y afecto, ayudar a curar.
13. Observa los milagros de la vida cotidiana. Las actividades rutinarias pueden parecer a veces aburridas y de poco valor, pero también cuidando lo pequeño se puede experimentar una gran sensación de orden y sentido.
14. Sé espontáneo. Sonríe. Ríete fuerte. Canta. Cuenta chistes. Celebra cumpleaños. Decora tu habitación con motivos alegres y llenos de vida. Es mucho más fácil dar y recibir en un ambiente distendido.
15. Cuidarse uno mismo es parte esencial del cuidado a los demás. Si sueles sentirte culpable cuando quieres tomarte tiempo libre y dedicártelo, recuerda que podrás dar con más libertad y mejores resultados cuando tú mismo estés lleno.
16. Respeta tus propias necesidades y limitaciones. Los demás se sentirán más libres para pedirte lo que necesiten si saben que, debiendo cuidar de ti mismo, dirás que no cuando sea necesario. Además, comprenderás mejor las necesidades de los demás si satisfaces las tuyas propias.
17. La responsabilidad de cuidar al que lo necesita puede resultar física, mental y emocionalmente abrumadora. Procúrate el apoyo y el respaldo de amigos - o de otras personas en tu misma situación - que te escuchen, te comprendan y aligeren tu carga.
18. Cuando te sientas agotado y vacío, aprovecha las cosas que te ofrece la vida para apoyarte. Echar una siestecilla, contemplar la luz del sol jugando entre las ramas de los árboles o escuchar buena música recordará a tu cuerpo, a tu mente y a tu espíritu que tienes la fuerza suficiente para seguir adelante.
19. Atiende solícitamente tus necesidades físicas.
El movimiento y el ejercicio físico te proporcionarán vitalidad.
Los alimentos sanos y el descaanso te fortalecerán.
20. La meditación descansa la mente. Todo irá bien si te tomas unos minutos para aclarar tus ideas y conectar con tu ser intuitivo.
21. Si tienes que cuidar a un familiar enfermo en casa, necesitas tomarte un respiro de vez en cuando.
Consigue tiempo para ti mismo y da a otros la oportunidad de ayudar pidiendo un favor a tus amigos o parientes, a la parroquia o a la comunidad.
22. Escapar alguna que otra vez de la realidad cotidiana puede ayudarte a rccuperar tu vitalidad. Vete al cine, disfruta de tu comedia favorita, comparte un helado con tus amigos.
23. La naturaleza tranquiliza, deleita, reconforta y nos recuerda nuestro lugar en el universo. Trae la naturaleza a casa cuando no puedas salir. Abre las ventanas, recoge hojas secas en otoño, huele las flores en primavera. Disfruta, lo mejor que puedas, del solaz que proporciona la naturaleza.
24. Aprovecha, para tu propio bien y el de las personas que cuidas, el descanso que proporciona una buena respiración. Seguir el ritmo de la respiración calma los temores y alivia la tensión de quienes están esfermos o padecen estrés.
25. Escribe tus experiencias, sentimientos, frustraciones y deseos en un cuaderno especial. Tu diario será tu memoria, tu verdad y tu amigo.
26. Si sientes un apremiante deseo de ayudar, tómate el tiempo necesario para considerar si lo que intentas es salvar, cambiar o manejar a una persona o una situación. No te corresponde a ti controlar la vida de los demás. Aprende a desvincularte y confiar en su proceso.
27. También puede suceder que, aunque te esmeres prodigando cuidados, los demás prefieran ignorarlos. Cuando esto ocurra, respeta su decisión y quédate tranquilo; ya tendrás ocasión de volver a ofrecer tus servicios.
28. A veces te dejarás llevar por el mal humor cuando tengas que cuidar a alguien. Puede que haya algún malentendido o que hayas olvidado cuidar de ti mismo. Busca la manera adecuada de expresar tu enojo, teniendo en cuenta que abrirá las puertas a una mayor intimidad y a un amor más grande.
29. Sé agradecido. Aliviará tu carga, ablandará tu corazón y te hará ver que no hay que preocuparse por el resultado. La gratitud facilita la aceptación.
30. Es bueno estar abierto a la novedad y al significado particular de cada momento, pues ofrece la oportunidad de experimentar la riqueza de la emoción, la libertad, la espontaneidad y la profundidad del espíritu humano.
31. Perdónate a ti mismo si no eres capaz ni de hacerlo todo ni de hacer mejor lo que haces. Cualquier cosa que decidas entregar es un don único y será suficiente.
32. Cuando te sientas solo y necesitado, deja que Dios cuide de ti. Nadie sabe como Él qué es lo que necesitas.
33. Si adviertes que ya no puedes hacer nada más por una persona, el mayor acto de amor es llevarla siempre en tu corazón.
34. La pérdida de la persona que recibió tus cuidados te hará sentir triste y desolado. No seas demasiado duro contigo mismo y tómate el tiempo necesario para superar tu dolor. Vivir en profundidad tus propios sentimientos te dará valor y te hará sentir mejor.
35. Contempla y saluda al amanecer. En medio de la confusión y la incertidumbre, el so naciente es signo de que la oscuridad siempre da paso a una nueva luz y de que una fuerza amorosa dirige el universo entero.
36. Cuando fallece la persona objeto de tus atenciones, una sensación de alivio puede mezclarse con la tristeza de la pérdida. Es una reacción normal. No ignores este y ningún otro sentimiento que pueda aflorar. Todos forman parte de tu dolor.
37. Saborea los momentos en que puedes apreciar el resultado de tu dedicación hacia otra persona. Habrá muchas ocasiones en que no podrás comprobarlo. Ten siempre en cuenta que lo que haces es una leve pincelada en un cuadro mucho más amplio y que cada cosa está exactamente en el lugar que le corresponde.
Cuidar a los demás es algo gratificante que da otro sentido a tu vida, tanto si lo haces como profesional, como si eres voluntario, familiar o amigo. Pero también puede dejarte exhausto y vacío, especialmente si descuidas tus propias necesidades. Tienes que aprender a cuidarte a ti mismo al tiempo que cuidas también a otros. Te invito a profundizar y enriquecer la experiencia de darse a los demás, abriendo tu corazón y tu espíritu a lecciones de amor y confianza.
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